Dichos estudios constatan que una falta de sueño se traduce en un aumento del apetito. La privación de sueño disminuye los niveles de leptina (una hormona que reduce el apetito) y aumentaron los de ghrelina (un estimulante del apetito liberado por el estómago). Estos cambios aumentan la sensación de hambre e inducen a un aumento del peso corporal.
La calidad del sueño
Tan importante o más que las horas que dedicamos a dormir es la calidad del descanso. La falta de descanso suele traducirse en falta de concentración, mayor propensión a padecer enfermedades, sobretodo problemas gastrointestinales, como la pesadez de estómago y la mala digestión. De la misma manera, aumenta las posibilidades de ganar peso de forma rápida a pesar de comer poco y mal.
La importancia de la siesta
Si bien se ha hablado mucho de la importancia de la siesta, sigue siendo difícil conciliar la siesta con la vida familiar, el trabajo y los horarios a los que estamos sometidos. La siesta aumenta la agilidad mental y los reflejos, el nivel de atención, el sentido del humor e incluso el estado de ánimo. Además, se ha demostrado que reduce las probabilidades de enfermedades cardiovasculares, las posibilidades de pardcer arteriosclerosis y alivia el estrés (que puede tener una influencia directa en nuestro peso). Los expertos afirman que entre veinte y treinta minutos es lo ideal.
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